viernes, 14 de diciembre de 2012
El mejor regalo del mundo
El mejor regalo del mundo (cover de Cortázar)
Cuando te regalan un cuaderno no te regalan una simple unión anillada de hojas de papel, te regalan mucho más que eso. Te regalan un espacio infinito donde vaciar pensamientos e ideas, donde plasmar ilusiones y miedos. No sólo te regalan cuadrículas vacías con una cubierta más o menos elaborada. También te regalan la obligación de rellenarlo, esa bendita obligación. De esforzarte en mejorar tu letra porque es nuevo y te regalan un espacio donde utilizar tu mejor pluma. Te regalan el respetar la pureza de su blancura o la capacidad de ensuciarlo y perder el miedo. Te regalan la ilusión de empezarlo, niño o viejo, y hacerlo tuyo con tu nombre en la primera página, y de poder olerlo y saber que es nuevo y que te pertenece.
Cuando te regalan un cuaderno te regalan el poder expresarte sin tener que justificarte, a poner un pedazo de ti en él. Te regalan el poder de dibujar en él, de soñar y de crear. Te regalan el poder escribir poemas que nunca mostrarás a nadie. Te regalan la facultad de enseñárselo a quien quieres y abrirte o de no hacerlo y de ser egoísta y reservado.
Te regalan el poder hacer listas infinitas de sueños y objetivos a realizar y el pelear por cumplirlos. Te regalan la obligación de ser creativo y de no poner obligaciones en ella. Te regalan un espacio donde ser libre y donde volver a ser niño. Te regalan el atreverte a escribir canciones y de dibujar plazas y calles, mal dibujadas. Te regalan el dejar de ser ciego y la capacidad de ver el mundo con tus propios ojos.
Cuando te regalan una libreta, te regalan el valorar cada página que uses, el rellenarla despacio.
No lo sabes pero cuando te regalan una libreta, te están regalando una parte de ti a ti mismo.
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